Ha pasado tiempo desde que las abuelas ponían bolas de naftalina en los armarios para alejar a las polillas, pero hoy en día se sigue haciendo lo mismo. De hecho, entre otros muchos sistemas, hay uno que es el que ilustra esta entrada. El insecticida está encapsulado, para que en ningún momento lo toques. Lo más llamativo del caso no es la efectividad o la protección, sino el aviso de que la efectividad ha alcanzado mínimos. Cuando ello sucede, aparece la palabra owari, que viene a decir sanseacabó. Y el que avisa no es traidor. Qué cosas...
Scalaria se muda
Hace 7 años
Ya lo decía Homer, "nos llevan años de ventaja".
ResponderEliminarPues no te cuento lo de los WC con chorros múltiples, calefacción, control de proximidad... :P
ResponderEliminarJapón para mí huele a matainsectos, es un olor muy peculiar que se percibe muy bien en los barrios de viviendas.
ResponderEliminarY los WC... jajaja nunca me sentí yo tan limpia como en Tokio :P