Y digo transporte para no ser tan poco preciso como cuando dije el metro y yo. El viernes tuve que desplazarme a la embajada, y experimenté dos cosas nuevas en el tren. En primer lugar, un enooooorme retraso. En ocasiones (raras) algún tren se retrasa algún minuto que otro, lo que es rápidamente compensado con la posterior llegada de otro sin apenas esperar. Yo es lo que suelo hacer, si no llevo prisa, simplemente cuando la cola avanza y me toca entrar, me quedo a un lado de la puerta, y espero al siguiente.
Si embargo, esta fue la primera vez que vi un retraso de más de media hora. La causa fue otra vez el problema humano del que hablé. El andén era una auténtica marea humana. De hecho la gente lo llenó y empezó a acumularse en las escaleras. Esta vez no pude esperar y entré en el vagón, y aunque apretujado, logré llegar a Ebisu , en Shibuya, donde me dirigí presto a la estación de metro.
Curiosamente, la entrada del metro está apenas a 10 metros de una de las salidas de la estación de JR, pero hábilmente me equivoqué de salida y hasta que no deshice todo el camino no la encontré.
A mí no me gusta apresurarme ni correr, pero ya se me hacía tarde. Bajando las escaleras que me conducen al andén del metro oigo el aviso de que se van a cerrar las puertas, y ahí que voy convertido en un ariete humano, con mi objetivo en las puertas. Intento lanzarme en plan quarterback hacia las puertas, esquivando hábilmente a media población de Tokio, cuando en mi doble pirueta final casi me llevo conmigo dentro del tren a una chica. Sólo me dio tiempo de oir el gritito que soltó mientras el efecto Doppler distorsionaba mi sumimaseeeeen y aterrizaba con una poco grácil pirueta en el vagón. La gente casi aplaude y todo.
Al fin llego a la estacion de Roppongi, y pienso que no llego a tiempo, así que cojo un taxi. No me costará mucho porque está cerca. Por cierto, la bajada de bandera son 710 yenes. Otra cosa, los taxistas no tienen porque saber inglés, por lo que cuando le dije "Spain embassy", el hombre se quedó a cuadros, y yo, más. Lo único que creo entendió fue "Supein", España en japonés, y es lo que buscó afanosamente en su navegador. No sé lo que encontró, pero no era la embajada. Finalmente conseguimos llegar cerca, y opté por bajarme. No gané tiempo, pero me ahorré algunos minutos de caminata. Al final el buen hombre hasta me perdonó 10 yenes por la carrera.
A la vuelta, y ya sin prisas, estoy el primero en la cola cuando llega el tren, veo un sitio libre y me dirijo hacia el, cuando de pronto... ¿habéis visto ese episodio de Héroes cuando a Hiro le roban la mitad de la fórmula, detiene el tiempo y encuentra un rastro a través del aire que lleva hasta la velocista? Pues más o menos eso es lo que me pasó a mí. Sin detener el tiempo ni nada, súbitamente vi cruzar por delante de mí a un veloz trazo marrón , que acababa en una señora mayor sentada en el lugar donde me dirigía.
Pensando que me estaba pasando más en un día que en varios meses, seguí estoicamente de pie, cuando al rato, el tren hizo sonar la bocina y dio el mayor frenazo que he visto hasta ahora, hasta detenerse. Por lo visto, alguien había cruzado un paso a nivel, me parece que en bicicleta, y el conductor tuvo que hacer una frenada de emergencia. Como estaba en el primer vagón, pude ver el proceso que siguió el conductor. Mientras una alarma sonaba, se puso en contacto telefónico con alguien, no sé si con el conductor que va en el último vagón o con la central. Sólo reconocí la palabra jitensha o bicicleta. Luego dio explicaciones por megafonía a los viajeros, y tras un par de minutos, reemprendimos la marcha.
Siento que hoy no haya nada para ilustrar el artículo, y espero que nadie piense como un editor dijo al ver los dibujos de un caricaturista: ¡Demasiada letra!
Scalaria se muda
Hace 7 años
Bienvenido al mundo de las SUPERABUELAS, son las putas amas del metro y si te metes con ellas te clavan una de sus agujas de punto envenenadas, ojito..
ResponderEliminarPara mi que las señoras mayores se entrenan en casa jajaja
ResponderEliminarPor alusiones alusivamente alusivas:
ResponderEliminarCuando lo que cuentas merece la pena, da igual la de letricas que juntes.
De las abuelas en el bus, ya hablaremos otro día, porque lo cierto es que, cada vez que tengo alguna escaramuza con una de ellas me vienen automáticamente a la cabeza las palabras "inyección" y "letal", generalmente en ese orden.
Y no se lo que harán por allí, pero sé de buena tinta que aquí se entrenan apuñalando los maniquies del Corte Inglés con las agujas del moño y el pincho de los camafeos de esmalte esos en los que salen los caretos de sus difuntos.
Guau! Menudo relato! Lo he leído con mucho interés, además tiene grandes dosis de intriga, y eso que normalmente las letras me hechan "patrás" >___<
ResponderEliminarCreo que hasta podrías hacer una serie de este relato! Pobre tu...pero al menos llegaste a la embajada, piensa que peor hubiera sido si al llegar estuviese cerrada!
ResponderEliminarPD: La alusión al capítulo de heroes ha sido muy gráfica. XD
Vaya, puedo sacar dos conclusiones de los comentarios. Os ha gustado pese a la extensión, y las abuelas en el transporte público no cosechan admiradores. :D
ResponderEliminarGracias por seguirme. :)
Este post bien merece un comentario. Las abuelas son iguales en todos los lados, aunque por aqui no son tan rápidas pero si que tienen la lengua afilada (estos jovenes de hoy en dia que no tienen educación...).
ResponderEliminarPor cierto estoy en el curro y los compañeros me miran en plan: "Que le pasa a esa...".
Un saludo,