viernes, 4 de octubre de 2013

¡Motos, motos, motos!


Resulta curioso que en mis décadas de perpetrar maquetas, nunca hice una moto. Empecé una, sí, cuando tenía 14 ó 15 añitos, pero no la acabé. En 1999 parece que me dio la fiebre de nuevo, y compré una muy maja Ducati 916, que pasó a dormir el tan habitual sueño de los justos entre los maqueteros. Pese a todo, la empecé unos años después, y como el evento tuvo lugar en las Españas, donde contaba con sitio, aerógrafo y compresor, logré unos colorines y acabados inusuales en mí mismo. Sin embargo, nuevamente acabó en su caja, y quedóse en la piel de toro, mientras mis pasos me dirigían a estas tierras donde moro, cristiano.

Quiso pues el azar que comprase otra maqueta de moto en mi primer año aquí, una Kawasaki AR50. Claro está, la empecé y a la caja oscura de nuevo. Sin embargo, cual destello cegador, súbitamente me entró la necesidad de hacer motos, y dado que ya tenía una esperándome, la cogí con ganas y más o menos la acabé. O acabé con ella, según se mire.

Soy veeeeerde.


Ya puestos, me hice con otra, baratita, para no sentirme mal si la cosa acababa en desastre, una Honda CB750F...

Soy neeeeegra.


Y con la mano ya suelta, pues fui a por la Ducati otra vez, después de una pausa de esas a las que soy tan dado. Conviene aclarar que me la traje a las japoislas tras mi último viaje. Tuve que hurgar entre cajas y cajas de maquetas almacenadas, pero al final fue hallada, prendida y finalmente perpretada:

Soy roooooja.


Y en fin, compré en subasta tres maquetas más, ahorrándome algo en el proceso, y ahora estoy con otra Ducati, una 900 Mike Hailwood Replica. Sin embargo, recomiendo comprar las maquetas nuevas por dos razones: no te ahorras mucho en las subastas, y en ocasiones son viejunas, lo que puede afectar a las calcas. Ya os presentaré la nueva cuando la acabe, que no está yendo mal. No me convence, pero tampoco me dan ganas de tirarla por el balcón, que ya es algo.


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