sábado, 31 de julio de 2010

El abuelo momificado

Pues resulta que el hombre más viejo de Tokio, no lo era tanto. Se pensaba que tenía 111 años, pero realmente tenía 81. Así que... ¿cómo consiguió engañar? ¿Por su avejentado aspecto? Lo cierto es que no lo necesitó, ya que cuando se descubrió el pastel, el buen señor llevaba muerto seis lustros... y la familia no dijo ni mu.

Efectivamente, funcionarios del ayuntamiento lo tenían registrado en la lista de centenarios, y empezaba a acercarse a los puestos de cabeza. De hecho ya era el más viejecito de Tokio. Sin embargo, la familia nunca dejaba que fuese visitado, alegando que era un Buda viviente que no quería contacto con extraños. Cuando la policía entró por las bravas, el señor Katō Sōgen estaba totalmente amojamado... era una momia, aunque eso sí, con calzoncillos, pijama y cubierto con su frazadita.

En las noticias que he leído se coincide en indicar que la familia ocultó el cuerpo para quedarse con la pensión, aunque este argumento no me acaba de convencer. Por lo visto el monto total de los 30 años era de 9,5 millones de yenes, y eso son sólo poco más de 26.000 yenes mensuales, unos 230 euros, que aunque nunca vienen mal para uno, de pocos apuros va a sacar a una familia.

2 comentarios:

  1. la avaricia hace milagros. y una fuente d eingresos estatal pocos hay quien la desprecien. Lo mismo empezó como una broma,, a ver si eran capaces de engañar a los de hacienda...

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  2. mmmm 230 euros por mantener vivo a tu abuelito no se hay gente que guardaba el dedo con el que firmaba los recibos...

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