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jueves, 24 de octubre de 2013

Bar de Cante

Ahora que he regresado por mis fueros, tengo que ir recuperando las añejas tradiciones que aquí imperaban, y una de ellas es el repaso a los restaurantes españoles de estas tierras (que no oestas).

En Yokohama, junto al mar, hay un centro comercial llamado Bay Quarter, plagado a partes iguales de comercios y restaurantes. Uno de ellos es el que da nombre a esta entrada, y me entristece decir que no he puedo hacer un análisis de las viandas que allí se sirven, dado que no entré.

No sé si me falla la memoria y sí entré hace varios años, tras lo que olvidé hacer el correspondiente comentario, pero de momento, y para hacer boca (nunca mejor dicho), veremos qué es lo que tienen expuesto fuera.

 Vista general del Bay Quarter. Hay un embarcadero justo delante.

 Mismamente la entrada.

 Si alguien se preguntaba el porqué del nombre, quizá esto le ayude a comprenderlo.

Cerúleas y realistas reproducciones de lo que nos podemos encontrar en el interior, para que no nos asustemos. Yo ya estoy acostumbrado a ver paella con guisantes, pero es la primera vez que veo un cocido con lechuga y tomate. En fin, si algún día me atrevo, entraré y haré un reportaje de primera mano, o boca.

martes, 13 de diciembre de 2011

Restaurante Amapola

Hacía tiempo que no repasaba un restaurante español. Me dejó muy buen sabor de boca, y nunca mejor dicho, la paella del restaurante Espero, así que con un poco de aprensión probé un restaurante que llevo viendo más de tres años, pero al que nunca había entrado. Desfagamos dicho entuerto y cosas veredes:

 Boquerones en vinagre, con un poquito de pimienta roja que no es necesaria en absoluto. Estaban buenos, al punto de vinagre.


Escalivada, sin berenjena pero con pimiento amarillo, y una única y aventurera anchoa.


 Patatas bravas. Estaban buenas y no picaban mucho, pero parecía un plato de muestra más que una ración...

 Champiñones rellenos. Correctos. Un poquito de jamón picado en el relleno.

 Pulpo a la gallega. Estaba bueno y no le han puesto limón, como hacen otros. Quizá esté un poco más acostumbrado a que los tentáculos estén cortados en rodajas cual chorizo.

 ¡Callos! Bien buenos. Casi no picaban y la ración al menos no parecía de menú infantil.

Y el plato fuerte: arroz negro. Curiosamente, lo llaman paella negra. Hay un limón y no lo acompañaron del imprescindible all i oli. El sabor no estaba mal, pero no era nada especial. Creo que tendré que volver a Espero para probar su arroz negro...

sábado, 5 de marzo de 2011

Restaurante Espero

No es que espere un restaurante... es que el restaurante se llama Espero. Me apetecía sobremanera la paella de un restaurante que ha ganado concursos en Valencia, y debo decir que todo lo que he probado ha estado muy bien, pero vamos a ilustrarlo gráficamente:

Boquerones, en su punto de vinagre.


Clocletas de bacalao. El ajoaceite, demasiado suave.


Pulpo a la gallega.


Callos, nada picantes.


Y la paella, sin herejías como pimientos o guisantes. La mejor que he probado en mucho tiempo, incluyendo tierras ibéricas. Sorprendente el tamaño superlativo de los caracoles, más grandes que los habituales en una paella, y con una concha mucho más fina. También con pollo y conejo, como debe ser, y una gran cantidad de ellos, cosa que no me hace tanta gracia. La paella es un plato de arroz, y aquí casi todo era carne.


La patriótica entrada, pues el restaurante está en un sótano.


Y el expositor de platos.


domingo, 26 de diciembre de 2010

Restaurante La Luna Llena

Y luego dicen que Internet engancha... un poco más y me planto en el año que viene sin decir nada, y todo por el típico "luego me pongo". Creo que he conseguido el título de atode sama.

Veamos algo que he hecho recientemente. No quiero que me pase como hace más o menos un año, cuando fui a dos restaurantes españoles y de tanto posponerlo al final no sabía a cual pertenecía cada foto. Veamos las de ahora:

En llegando al sitio.


Que afortunadamente estaba abierto.


¡Callos!


¡Marmitako!


 Esto no me acuerdo qué era. No era una tapa, que es lo que busco afanosamente, sino un plato. Pero estaba bueeeeeno.




Por cierto, atode significa luego, después.


viernes, 13 de noviembre de 2009

Bar español en Yokohama

Hacía tiempo que no iba a uno de ellos, pero esta semana lo he hecho. Lamentablemente, no he tomado fotos de las viandas porque estaba ligeramente desfallecido y fueron vistas y no vistas. El sitio no estaba mal, modernillo, y con un nombre de lo más resultón: 13.

Pedí el tapeo típico, es decir, calamares, boquerones, pulpo a la gallega... también tenían mojama, que me encanta. Analicemos ahora el hecho. Para empezar, los boquerones eran, efectivamente, boquerones. Concretamente, dos. Al menos, parecía que habían ido al gimnasio, porque son los boquerones más grandes y gordos que me he comido en mi vida. De hecho, venían precortados en cinco o seis partes. Respecto al sabor, nada que objetar. Estaban bien buenos.

El pulpo a la japogallega, puesss... menos mal que me gusta hasta el pulpo crudo, porque la verdad es que creo que sólo tenía el nombre. Nada especial, la verdad. Los calamares eran curiosos, dado que estaban aliñados con algo que no reconocí y cubrían un par de rodajas de pan. Muy buenos. Curioso y diferente sabor, pero buenos.

Por último, la mojama. Cinco rodajitas de nada, de esas que se transparentan, pero adornadas con perejil y todo, con su toque Arguiñano. Hacía bastante más de un año que no comía mojama, y se agradece.

El precio por las cuatro tapitas, unas olivitas (4 ó 5) que eran obligatorias y un par de birrillas pues 4000 yenes del ala.


Foto desde la entrada. Las mesitas de cristal tienen un pequeño monitor en la pared para que te entretengas. Cuando fui echaban "Mi chica", cuyo único aliciente me parece ser el ver de nuevo juntos a Jamie Lee Curtis y Dan Aykroyd.

 
Entre los vinos disponibles me encontré con un viejo conocido...


 
Y no sólo tenían vino. Ojo al nombre del shōchū.




sábado, 19 de septiembre de 2009

Más restaurantes españoles en Japón

Aunque hoy no voy a hacer un informe acerca de la comida, ya que no pude entrar. Quizá porque estaba lleno y no hice reserva, pero la verdad, el hacer una reserva para tomarme unas tapas es algo que no entra en mis planes inmediatos. Lo gracioso es que justo enfrente había un bar español, y me pasó exactamente lo mismo.

El restaurante en cuestión se llama Casa de Fujimori, y no, no tiene relación con el ex presidente peruano. También me dejaron una cierta impresión de poca amabilidad. Quizá no les hiciese gracia que llevase pantalones cortos, quien sabe, pero puedo asegurar que mi caso no era como el descrito aquí por Pérez-Reverte.




 


 

viernes, 24 de julio de 2009

Paella negra

Hoy he visitado Casa Vella, el restaurante que está al lado de Tapa Tapas. En realidad, ambos restaurantes comparten la cocina y están comunicados. La diferencia es el estilo. Se supone que en Casa Vella se centran más en carnes a la brasa, pero la verdad, no me pareció especialmente apetitoso lo poco que tenían en la carta, así que tras unas tapitas, me aventuré nuevamente a la sección de paellas.

Sólo hay cuatro: la normal, de marisco, mixta y... tacháaaaan... ¡la paella negra! Ese nombre suena a sociedad secreta, víctima, desodorante o grupo subversivo, pero encima está equivocado. Hasta que lo incluyeron en esa carta, a la paella negra se la ha llamado siempre arroz negro.

Como siempre, le han puesto la herejía de los guisantitos y pimientos variados, pero tras apartarlos oportunamente, el resto hace justicia, y el sabor más o menos acompaña. He echado en falta un poco de ajo-aceite, pero al menos he disfrutando rascando el arroz pegado al fondo de la paella, el socarrat, como yo.


Disfruté rascando con el tenedor, y eso que te daban una cuchara...


lunes, 11 de mayo de 2009

El Ñoski

Bajo tan sonoro nombre, El Ñoski, tenemos un bar español en pleno Yokohama. El dueño estuvo trabajando en España y volvió con los suficientes conocimientos de tapeo como para regentar su local con plena solvencia.

Ya he ido un par de veces, y es una visita plenamente recomendada. A continuación una selección de las tapas deglutidas por un servidor:

Entrada del local.

Los boquerones son obligatorios para mí. Un pelín más de vinagre y perfectos.

Escalivada. Rica, rica, y con fundamento.

No podían faltar unos calamares.

Ni unas clocletas...


Por cierto, el barrio donde está ubicado es bastante animado por las noches. Basta comprobar le nombre de algunos locales, como Banana Clinic (genial) o Itte Miruku (este lo digo un poco de memoria porque no me acuerdo del todo, pero por ahí iban los tiros).

sábado, 25 de abril de 2009

Aranjuez

Siguiendo con el repaso a restaurantes españoles, hoy le ha tocado al Aranjuez. Lo cierto es que iba con la mosca detrás de la oreja a causa de las kafkianas paellas que mostraban ufanos en la entrada. Sin embargo, la cosa no fue tan traumática como pensé. Hay un menú por 2000 yenes que incluye unas tapitas, paella, un plato principal, bebida y postre.

Las tapitas son literales, es decir, pequeñitas. Me tocaron dos boquerones aventureros, una lonchita de jamón y una cosa gris que no sé qué era, además de una taza de gazpacho, muy bueno, por cierto. La paella era pequeñita, y si exceptuamos los guisantes y el pimiento, bastante normal. Y además estaba buena. Lo curioso es que consideran la paella como un primer plato, y luego te dan a elegir un plato principal de carne o pescado.

La bebida, si es agua, es gratis. Incluido en el menú iba un vasito de sangría. En fin, no ha estado mal, no ha estado mal...

La entrada del restaurante. No muestro las paellas mutantes.


Las tapitas. ¿Qué sería la cosa gris?


Paella de juguete, pero rebuena. O quizá tenía hambre...


Carrrrne en plato ardiente de hierro. Sabrosona.


Y el postre. Mientras mi mano derecha buscaba la cámara, la izquierda fue más rápida, y este es el resultado final.


viernes, 3 de abril de 2009

Hoy, paella

He empezado con mi repaso a los restaurantes españoles por mi zona, y el que está más cerca de donde vivo es Tapa Tapas. Se encuentra a menos de 300 metros de la salida sur de la estación de Yokohama, en un nuevo complejo que inauguraron el 12 de marzo. Está lleno de restaurantes de todo tipo, un balneario, gimnasios, tiendas y una bolera.

Entre varias cosas me decidí por lo más convencional, una paella de pollo. Estaba preparado para cualquier cosa, pero tampoco fue tan traumático. Lo más exótico que añadieron fue shiitake, una seta. Eso sí, la preparación no es la auténtica, más bien parecía un arroz al horno. La paella estaba servida sobre un plato, porque el metal ardía como si lo acabasen de sacar de la caldera del Fujiyama.

Por 1.000 yenes me tomé la paella y una bebida a elegir. No es muy barato, pero tampoco es tan caro. El sitio no está mal, y además, las camareras son guapas y sonrientes, no como en algunos sitios, donde parece que tengan úlcera, por no decir otra cosa...

Eso sí, tendré que proponerles una corrección ortográfica de carta y rótulos a cambio de opípara cena, porque algunas cosas se les han colado, algunas...

¿Sardinas fritos?

Esto es lo que hay.


Aunque fue plenamente comestible...

... prefiero las que me hacía mi señor padre.

La dolorosa.