El principal problema es que los hidroaviones del señor Igor Chetverikov no siempre acababan bien. Por ejemplo, el motor delantero del Chetverikov ARK-3 se desprendió tras un amaraje forzado, y la hélice redujo al piloto a lonchas.
El aparato que nos ocupa es el SPL, un hidroavión pequeñín, diseñado para ser plegado y caber en el pequeño hangar de un submarino. Además, estaba listo para el vuelo a los 4 minutos de abrir el hangar. La Aviación Naval soviética no instaló hangar en sus submarinos, por lo que el modelo quedó sin utilidad.
Como no sólo a hacer motos me he dedicado estos meses, he acabado también una maqueta de este hidroavión que nos ocupa, que empecé hará un par de años, cuando la compré.
Ha sido una construcción a la vez sencilla y complicada, porque la maqueta no tiene muchas piezas, pero requieren de mucho trabajo de pulido. De hecho, muchos montantes acabaron rotos o descartados, por lo que tuve que sustituirlos por varillas de 0,5 y 0,3 mm.
El trabajo de enmasillado ha sido intenso, lo cual no me gusta nada, porque parece que la masilla Tamiya, tras ser pintada, se contrae y deja grietas que nunca acabo de llenar. En fin, quizá esté haciendo algo mal.
Sin más preámbulos os muestro mi penúltima perpetración maqueteril...
Uno de los largueros principales, el mío y el original.
El carro de transporte es de un Mitsubishi F1M, próximo a ser finiquitado.
El anillo Townend era opcional, pero preferí dejarlo para ocultar las cabezas de los cilindros. Al menos me curré los escapes, realizados con aguja hipodérmica nada menos...
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